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Anodos de sacrificio

Fuente: Enciclopedia y Blog de Maquito

Historia 

En 1824 el químico británico Humphry Davy desarrolló un método para proteger las planchas de cobre de los barcos de guerra, al conectarles a las planchas elementos de zinc, que al ser más electronegativos se corroían en lugar de las planchas de cobre, inventando así la protección catódica. Cuando se comenzó a emplear el acero en la construcción de barcos, estos ánodos de sacrificio tomaron todavía más importancia, y se empezaron a utilizar no ya en buques militares, sino también en buques mercantes.

El funcionamiento de los ánodos de sacrifico es el similar al de las baterías. En ellas hay un ánodo que se oxida, y un cátodo que se reduce (reacción química opuesta a la oxidación), de forma que se genera energía por el intercambio de iones a través del ácido sulfúrico. Esta polaridad que ocurre en las baterías también se da en los objetos metálicos, de forma que una parte pasa a actuar como ánodo y otra pasa a actuar como cátodo y el agua, junto con las sales del medio, pasa a actuar como el ácido de las baterías transmitiendo los iones. 

Las partes sumergidas de nuestra embarcación (hélice, eje, pala del timón, quilla...), están protegidas de la corrosión electrolítica por los ánodos. Esta corrosión electrolítica, más conocida por electrólisis es una deterioración de los metales provocada por la formación de una corriente eléctrica entre metales de distinto potencial sumergidos: el metal de menor potencial (ánodo) se descompone en lugar del metal de mayor potencial (partes metálicas denominadas "cátodos").

Actualmente se sieguen empleando como método anticorrosivo debido a su bajo coste, facilidad de instalación y se ha popularizado tanto que ya no sólo se emplea en barcos o hidroaviones, que están en contacto con un medio tan corrosivo como el agua marina, sino que también se usan en estructuras metálicas, tuberías enterradas,… y hasta en nuestras casas también encontraremos varios electrodomésticos que los tienen, y es que hace décadas que se emplean en neveras, lavadoras,… 

Para evitar que una parte del objeto pase a actuar como ánodo y se corroa, se sitúa un ánodo de sacrificio que tiene una menor carga eléctrica que el metal utilizado, de forma que el resto del objeto pasa a actuar como cátodo y el ánodo de sacrificio será el único que se irá corroyendo, permaneciendo inalterable el resto del objeto. 

En la imagen inferior se pueden observar unos ánodos de sacrificio instalados en un remolcador, son esas “manchas” grises. El número y tamaño de los ánodos de sacrificio dependerá de la cantidad de superficie a proteger.

Dependiendo del material del objeto a proteger: acero, aluminio,… se emplearán ánodos de distintos materiales, aunque los más comunes son los de Zinc y aleaciones de Zinc. Como se puede ver en la imagen inferior, los hay de diversos tamaños y formas. Cuando se gastan quedan porosos como esponjas. 

Los Consejos 

 Los ánodos que coloque en su embarcación deberán ser vigilados para comprobar el estado de desgaste en el que se encuentren. Así convendrá reemplazarlos cada año o, como mucho, cuando el desgaste alcance el 75%.
 El ánodo siempre se reemplazará por un modelo conforme a la superficie a proteger.

 Nunca debe pintar un ánodo, ni tampoco el lugar donde se va a colocar. El ánodo siempre debe estar en contacto directo con la superficie metálica.

 Cada vez que se proceda a la limpieza del casco, deberemos eliminar la corrosión con un cepillo metálico.

 Tenga siempre presente que si después de un tiempo de uso, un ánodo no presenta ningún signo de desgaste, será que no está ejerciendo su labor de manera correcta.

La Elección de los Ánodos

Debe tener en cuenta que la naturaleza del agua en la que se encuentre su embarcación, afectará muy directamente en la acción del ánodo, por ello deberá tener en cuenta los siguientes elementos para la compra de sus ánodos:

Agua salada: ánodo de zinc. Son los más eficaces. En caso de que su embarcación sea de aleación ligera, deberá decantarse por unos ánodos lo más gruesos y anchos que sean posibles.
 Agua dulce: ánodo de magnesio.- Agua salobre: ánodo de aluminio.


El Cortocircuito

El cortocircuito es la causa principal de electrólisis. Normalmente surge por una fuga eléctrica de la batería que atraviesa el casco, se propaga en el agua y luego se concentra sobre la hélice, causando de esta forma lo que se denomina "corrosión electrolítica".

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